jueves, 10 de julio de 2008

Niña de 15 años duerme en la calle y está embarazada

La menor se encuentra desamparada. Dice no saber qué hacer cuando nazca el bebé y que, en definitiva, siente un miedo terrible del futuro.

Al acercarse sus brazos están marcados de fracturas de huesos porque fue amarrada cuando niña. Su vientre está abultado y no sabe cuántos meses de gestación tiene, sólo que está embarazada. En un principio lo negó por temor y hoy la joven —quien pidió reserva de su nombre— está angustiada pues es probable que el niño que lleva en su vientre nazca en la calle.
Tiene 15 años y sus padres fallecieron de alcoholismo. Sus hermanos no tienen paradero fijo y sus abuelos se hicieron cargo de ella por un tiempo cuando era muy niña, aunque sin educación y en una pobreza miserable.
Ella es parte de un grupo de casi 20 niños que en principio vivía en una casa abandonada y luego dejados en la intemperie. El grupo, mostrado en un reportaje anterior de este diario, dio origen a la denominada "mesa de la infancia" (ver recuadro), que funciona a instancias de la Gobernación.
La joven se niega a ir a controles médicos y guarda celosa el nombre del padre del bebé.
De contextura sumamente delgada, pelo negro y un hermoso rostro que llama la atención de quien la conoce, la joven que lleva años viviendo en la calle, hoy necesita más de una mano que la ayude.

LA "LLECA"

Si bien ha estado en programa del Servicio Nacional de Menores, desde muy pequeña, hoy pasa frío y muchas veces hambre. En definitiva, está desamparada.
Tomó la decisión de partir de los hogares de menores e ingresar a un mundo que llama la atención como es la "lleca" (calle). Ahí comparte con niños de su misma edad, menores que como ella duermen a la intemperie, que se conocen los códigos de la calle, que piden monedas para comer y que seguramente no encuentran rumbos en sus vidas, pero que sí sueñan.
Esta es la segunda vez que está embarazada, la primera fue cuando era más pequeña, pero fue un embarazado que no llegó a término. Ahora, ni siquiera sabe cuántos meses de gestación tiene.
"Yo creo que debo tener como 5 meses, pero como nunca he ido al médico no lo sé. No quiero ir a los consultorios, no sé mucho de eso y me da lata que me empiecen a preguntar no quiero y no sé qué haré con la guagua", dice.
Señala estar desesperada, que el bebé que está esperando es una responsabilidad muy grande y que no sabe que decisión tomar.
"Me gustaría —cuenta— estar en un hogar de Pucón, era bueno, pero ya no puedo irme para allá. Tampoco me puedo ir donde mis abuelos porque son malos conmigo y me tratan pésimo. Yo creo que me voy a quedar en la calle y cuando nazca la guagua voy a ver qué hago, pero no sé si darla en adopción o quedarme con ella no sé. Tengo miedo a lo que viene".
Una de sus amigas, que vivía en la calle pero ahora está en arrendando una pieza, es quien la apoya y trata de cuidarla. El problema es que con 18 años, Marcela, también espera un bebé.
"Yo también estoy esperando guagüita y yo le dijo a mi amiga que vaya a los consultorios que la van a atender, pero no quiere. Es muy triste lo que nos está pasando, pero no hay otra solución. Yo tampoco sé que voy hacer con mi guagua, pero no estoy tan mal como mi amiga", relata Marcela.
Ambas niñas tienen un denominador común: necesitan de una mano urgente que las acoja.

Por Tania Márquez Kacic

2 comentarios:

Makeka Barría dijo...

Es una pena y me indigna que en este tipo de casos el SENAME no actúe de inmediato y seguimos viendo en nuestras calles a muchos menores con riesgo.
Saludos.

rugal dijo...

Todos los días por medio de Internet, leo el "Austral" ya que es la única forma de saber de mi tierra, así me mantengo informada. De todas las noticias que he leido la de esta niña me ha impactado, me llego al corazón, cuanta miseria, soledad y pobreza a ha acumulado en su corta vida.
Y me pregunto que hacen los politicos y la Iglesia dónde está, es que no les sacude la moralidad que constantemente hacen referencia al aborto o los métodos anticonceptivos.
No se que destino le espera a esta niña, quizás solo ha sido una noticia que luego se olvidará, como todo aquello que le sucede a la gente sin recursos.